lunes, 30 de mayo de 2011

Porfiria eritropoyética congénita

Porfiria eritropoyética congénita
¿Qué es?



La porfiria eritropoyética congénita es una enfermedad rara, que pertenece al grupo de las llamadas porfirias, siendo la más rara de todas ellas. Este grupo lo forman 7 enfermedades, en las que se altera el metabolismo de las porfirinas. Las porfirias son sustancias que se derivan de la biosíntesis del hem. El hem forma parte de la hemoglobina (pigmento rojo de la sangre que transporta el oxígeno), y de otras enzimas, mioglobina (pigmento rojo de los músculos) y fermentos respiratorios, el 80% del hem se destina a la formación de hemoglobina. La médula ósea y el hígado son los órganos en que la síntesis del hem es especialmente activa, aunque se realiza en casi todas las células del organismo.
Las porfirias, se reconocen como enfermedad desde finales del siglo XIX. Posteriormente Günther, en 1911, describió un tipo de porfiria congénita con lesiones cutáneas y afectación hepática, en la que varias familias presentaban una clara predisposición a padecer el defecto bioquímico responsable de la enfermedad. Cuarenta años más tarde, en 1952, Dean y Barnes en Ciudad del Cabo, descubrieron una forma de porfiria llamada sudafricana o variegata, en la que demostraron la implicación de factores genéticos.

¿Qué lo causa? Etiología
Las porfirias pueden ser heredadas bien sea como una característica autosómica dominante (causada por la herencia de una copia anormal de un gen) o autosómica recesiva (que requiere la herencia de dos genes anormales), dependiendo del tipo de porfiria involucrado. Algunos tipos se inician en los primeros años de la niñez, algunos en la pubertad y otros durante la edad adulta. La porfiria eritropoyética congénita se hereda con un rasgo autosómico recesivo.
La síntesis de porfirinas, se realiza a través de una compleja serie de pasos metabólicos perfectamente conocidos. Entre las enzimas necesarias destaca la ALA-sintetasa o ALA-S, que pone en marcha el ciclo y limita el ritmo de la reacción.
En esta enfermedad existe un déficit uroporfirinógeno III cosintasa lo que produce el aumento de ALA sintetasa
Datos relevantes
Clasificación
Las porfirias se pueden clasificar de acuerdo a tres características:
1- El sitio principal de producción anormal de porfirinas, en hepáticas o eritropoyéticas (eritropoyesis es el mecanismo por el que se forma la sangre)
2- La presentación: aguda (que tiene un curso breve y relativamente grave) o crónica (que tiene un curso prolongado por mucho tiempo).
3- El patrón de déficit enzimático en la producción del hem.

¿Qué síntomas produce?
Las manifestaciones de la enfermedad se producen por el aumento de la actividad de la ALA sintetasa, que conduce a la acumulación de porfirinas en los tejidos, o la disminución de la producción del grupo hem, desde la época fetal. La acumulación de porfirinas en la capa epidérmica de la piel provoca la característica fotosensibilidad cutánea.
Se caracteriza por fotosensibilización crónica (que tiene un curso prolongado por mucho tiempo), que da lugar a lesiones graves de la piel (ampollas y edema (hinchazón)) y mutilaciones, que afectan generalmente a dedos, nariz y orejas. Se acompaña de orina roja que ya se puede observar desde el nacimiento, el resto de los síntomas aparece posteriormente: hemólisis (destrucción prematura de los glóbulos rojos) intermitente, esplenomegalia (bazo anormalmente grande), hipertricosis (crecimiento excesivo del pelo), y coloración roja de dientes (eritodoncia) y huesos.
Prevención y pronóstico
Los futuros padres con antecedentes familiares de cualquier tipo de porfiria deben solicitar asesoría genética. Los niños mueren en la infancia y en caso contrario quedan cicatrices y mutilaciones.
Diagnóstico
• Análisis de orina: para determinar las enzimas.
• Pruebas sanguíneas de protoporfirina que miden las porfirinas en la sangre
• Prueba de enzimas para:
- uroporfirinógeno decarboxilasa
- protoporfirinógeno oxidasa
- profobilinógeno PBG desaminasa
- coproporfirinógeno oxidasa
- alanina deshidratasa
- uroporfirinógeno III cosintasa
- ferroquelatasa

Tratamiento
- Reducir al mínimo la exposición solar y usar filtros solares (en caso de no existir ninguna contraindicación), evitar los traumatismos cutáneos.
- No consumir alcohol
- Evitar medicamentos que pueden precipitar los ataques
- Seguir una dieta alta en carbohidratos
- Suministrar betacarotenos
- Considerar la posibilidad de una esplenectomía

Especialidad médica que la trata
Como afecta diferentes órganos serán varios los encargados, los internistas tienen una visión global, a igual que los pediatras. Otros médicos que tratan la enfermedad son los dermatólogos y hematólogos.

Síndrome de Gilles de la Tourette


Es un trastorno del sistema nervioso que impulsa a una persona a hacer movimientos y sonidos (vocalizaciones) incontrolables (involuntarios), rápidos y repetitivos, llamados tics. El trastorno comúnmente se denomina síndrome de Tourette.
Ver también:

Causas

El síndrome de Tourette recibe el nombre por Georges Gilles de la Tourette, quien fue el primero en describir este trastorno en 1885. Existe evidencia fuerte de que este síndrome se transmite de padres a hijos, aunque el gen aún no se ha encontrado.
El síndrome puede estar ligado a problemas en ciertas áreas del cerebro y las sustancias químicas (dopamina, serotonina y norepinefrina) que ayudan a las neuronas a comunicarse entre sí.
El síndrome de Tourette puede ser severo o leve. Aproximadamente el 10% de los estadounidenses padecen un trastorno de tic leve, pero muchos menos tienen formas más severas del síndrome de Tourette. Muchas personas con tics muy leves pueden no ser conscientes de ellos y nunca buscan atención médica.
La probabilidad de que este síndrome ocurra es cuatro veces mayor tanto en niños como en niñas.

Síntomas

La mayoría de las personas afectadas notan por primera vez los síntomas del síndrome de Tourette durante la infancia, entre las edades de 7 y 10 años.
Los síntomas del síndrome de Tourette pueden fluctuar desde movimientos menores casi imperceptibles (como gruñidos, aspiración de aire por la nariz, tos) hasta movimientos y sonidos (vocalizaciones) continuos e incontrolables.
Los síntomas tienden a mejorar y empeorar. Esto último generalmente sucede antes de los años intermedios de la adolescencia.
El síntoma inicial más común es un tic facial, al cual pueden seguir otros. Un tic es un movimiento o sonido vocal (vocalización) repetitivo, rápido y súbito. Los tics pueden incluir:
  • Empujar con los brazos
  • Parpadeo de los ojos
  • Saltar
  • Patear
  • Aclaración de la garganta o aspiración de aire por la nariz en forma repetitiva
  • Encoger los hombros
Los tics se pueden presentar muchas veces durante el día, pero tienden a mejorar o empeorar en diferentes momentos, y pueden cambiar con el tiempo.
Contrario a la creencia popular, el uso de palabras vulgares u otras frases o palabras inapropiadas (coprolalia) se presenta sólo en un pequeño número de pacientes.
Muchos pacientes dicen que los tics no están totalmente fuera de su control (involuntarios), pero que las "cosas simplemente no se sentirían bien" si ellos no los hicieran. Esto es lo que hace que el síndrome de Tourette sea diferente del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), en el cual las personas sienten como si tuvieran que adoptar los comportamientos.
Muchas personas que tienen el trastorno pueden inhibir el tic durante períodos de tiempo, pero descubren que cuando se permite que ocurra después de ese tiempo, es más intenso durante unos cuantos minutos.

Pruebas y exámenes

No existen pruebas de laboratorio para diagnosticar este síndrome; sin embargo, un médico debe realizar una evaluación para descartar otras causas de estos síntomas.
Para que se diagnostique el síndrome de Tourette, una persona tiene que:
  • Haber tenido muchos tics motores y uno o más tics vocales en algún momento, aunque no necesariamente al mismo tiempo.
  • Tener tics que se presenten muchas veces durante el día, casi todos los días o de manera intermitente a lo largo de un período de más de un año. Durante este lapso, no debe haber un período libre de tics de más de 3 meses consecutivos.
  • Haberle comenzado los tics antes de la edad de 18.
  • No tener otro problema cerebral que pudiera ser una causa probable de los síntomas.

Tratamiento

Muchos pacientes con el síndrome de Tourette presentan síntomas muy leves. En este caso, generalmente no se tratan, dado que los efectos secundarios de los medicamentos pueden ser peores que los síntomas de esta afección.
Los fármacos que se utilizan para tratar los tics abarcan los bloqueadores de dopamina, como flufenazina, haloperidol, pimozida y risperidona. Estos fármacos pueden ayudar a controlar o reducir los tics, pero tienen efectos secundarios como trastornos de movimiento y lentitud cognitiva. Los anticonvulsivos también se utilizan algunas veces.
Un medicamento para la presión arterial, llamado clonidina, ha mostrado que ayuda a controlar los tics. Otro medicamento comúnmente utilizado es la tetrabenazina, pero este fármaco también está asociado con trastornos en el movimiento al igual que con depresión. Se han ensayado muchos otros tratamientos con poca o ninguna mejoría.
La estimulación cerebral profunda (ECP) ha arrojado resultados alentadores tanto para los síntomas principales del síndrome de Tourette y para los manierismos obsesivo-compulsivos asociados.

APARATO RESPIRATORIO

CORAZON

ESTILOS DE VIDA SALUDABLES

INSUFICIENCIA RENAL

Insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis

La Insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis o CIPA  es una rara anomalía hereditaria del sistema nervioso que produce una ausencia de la sensación dolorosa, calor, presión y frío. Una persona con CIPA no puede sentir dolor o diferenciar temperaturas extremas. Anhidrosis se refiere a que el cuerpo no suda, y por tanto no puede regular su temperatura; mientras que congénita significa que la enfermedad está presente desde el nacimiento.

Descripción clínica
La insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis (CIPA) o neuropatía hereditaria sensitivoautonómica de tipo IV (HSAN IV) es un raro trastorno autosómico recesivo caracterizado por episodios recurrentes de fiebre, anhidrosis, ausencia de sensibilidad al dolor y retraso mental de gravedad variable. Se asocia a mutaciones en el gen NTRK1, localizado en el cromosoma 1q21-22, que codifica uno de los receptores del factor de crecimiento nervioso. Caso clínico. Describimos el caso de un niño de 8 años de edad, primer hijo de padres consanguíneos, que presenta hipotonía, episodios de hiperpirexia y retraso global desde el período neonatal, manifestaciones típicas de la CIPA, además de signos previamente no descritos en esta enfermedad como son anomalías fenotípicas, un grave trastorno de deglución durante los primeros meses de vida y un patrón miógeno en el estudio neurofisiológico, que condujeron a la sospecha inicial de proceso miopático. El estudio genético molecular detectó una mutación c.C2011T en el exón 15 del gen NTRK1. El hallazgo de dicha mutación en heterocigosidad en la hermana menor del paciente permitió efectuar consejo genético. Sin embargo, el diagnóstico de un síndrome miasténico congénito en esta hermana y la posterior observación de hallazgos neurofisiológicos miasteniformes también en nuestro paciente permiten explicar la existencia de estas manifestaciones atípicas de la CIPA. Conclusiones. Presentamos un paciente afecto de CIPA y síndrome miasténico congénito. Debe considerarse la posibilidad de CIPA como primera hipótesis diagnóstica en la valoración de un paciente con insensibilidad al dolor, anhidrosis y automutilación. Dada la considerable homogeneidad clínica de la CIPA, la aparición de signos atípicos miopáticos debe despertar la sospecha de algún otro trastorno asociado. La familia consanguínea que presentamos ilustra la situación muy poco frecuente de transmisión de dos alelos mutados, causantes de dos enfermedades neurológicas supuestamente monogénicas, a un mismo individuo.



Causa
La CIPA es causada por una mutación genética que impide la formación de las células nerviosas, responsables de transmitir señales de dolor, calor, y frío al cerebro. El exceso de calor causa la muerte de más de la mitad de los niños con CIPA menores de 3 años.

Incidencia
La CIPA es extremadamente rara. Existen sólo 60 casos documentados en los Estados Unidos y más de 300 en Japón debido a que la enfermedad es más propicia en sociedades genéticamente homogéneas. También se puede encontrar en Gällivare, un pueblo situado en el norte de Suecia, donde también cerca de 40 casos han sido documentados. En Tezontepec de Aldama, Hgo, en México se documentaron 6 casos en el año 2005,